El abdomen, panza
o vientre es una cavidad del cuerpo humano situado entre la cara inferior del
tórax y la cara superior de la pelvis y extremidades inferiores, en mamíferos,
separada de la caja torácica por el diafragma. Casi todas las vísceras que
contiene la cavidad abdominal pertenecen al aparato digestivo, localizadas en
los 2/3 frontales del abdomen. Otros órganos como el riñón, la glándula
suprarrenal y el aparato genital femenino son órganos intra-abdominales. El 1/3
posterior del abdomen comprende las vértebras lumbares, el sacrococcígeo y los
huesos ilíacos.
La cavidad
abdominal está dividida en dos partes, una recubierta interiormente por una
membrana de tipo seroso llamada peritoneo la cual forma una cavidad virtual
denominada cavidad peritoneal que comunica de forma libre con la cavidad
pélvica y que contiene a los órganos del sistema digestivo; la otra se denomina
cavidad retroperitoneal o simplemente retroperitoneo y alberga a los riñones y
glándulas suprarrenales.
En el centro del
abdomen se encuentra un punto conocido como ombligo, el cual es una importante
referencia anatómica para la división topográfica superficial del mismo.
El examen del
abdomen, conviene tener presente las estructuras que están contenidas en él y
la forma de reconocerlas: su ubicación, tamaño y las alteraciones que pueden
presentar.
En el abdomen se
ubica gran parte del sistema digestivo, incluyendo el tubo digestivo, hígado,
vesícula, páncreas; los riñones y estructuras urológicas; las glándulas
suprarrenales, el bazo; y en la mujer, su sistema reproductivo, incluyendo
ovarios, trompas y útero. Cada una de estas estructuras tiene una ubicación y
tamaño, desempeña funciones y es fuente de alteraciones y enfermedades. El
detalle conviene revisarlo en textos de anatomía y fisiopatología.
Algunos puntos de
referencia del abdomen son: los rebordes costales, el apéndice xifoides, el
ombligo, las espinas ilíacas anterosuperior en cada lado, las regiones
inguinales y el borde superior del pubis.
El abdomen se
divide en cuatro o en nueve secciones. En el primer caso, se trazan dos líneas
imaginarias perpendiculares que pasan por el ombligo y delimitan cuatro
cuadrantes: superior derecho e izquierdo, e inferior derecho e izquierdo. Si se
divide en nueve secciones o regiones, se trazan dos líneas que en su extremo
superior son la continuación de las líneas torácicas medioclaviculares que
hacia abajo llegan a los extremos laterales del pubis, y dos líneas
horizontales, pasando la primera por el punto inferior del reborde costal a
cada lado (10ª costilla), y la segunda, por las crestas ilíacas anterosuperiores.
Se constituyen así las siguientes regiones, de derecha a izquierda: en el
tercio más alto: hipocondrio derecho, epigastrio e hipocondrio izquierdo; en el
tercio medio: flanco derecho, región umbilical y flanco izquierdo; en el tercio
inferior: fosa ilíaca derecha, hipogastrio y fosa ilíaca izquierda.
Usando las
divisiones anteriores, conviene tener presente la ubicación en la cual se
encontrarían las distintas estructuras intraabdominales, como se indica a
continuación.
· Cuadrante
superior derecho: hígado y vesícula biliar; cabeza del páncreas, parte del
riñón derecho, glándula suprarrenal derecha, partes del tubo digestivo (ángulo
hepático del colon).
· Cuadrante
superior izquierdo: bazo, lóbulo izquierdo del hígado, cuerpo y cola del
páncreas, parte del riñón izquierdo, glándula suprarrenal izquierda, partes del
tubo digestivo (ángulo esplénico del colon).
· Cuadrante
inferior derecho: ciego y apéndice; ovario y trompa derecha; polo inferior del
riñón y uréter derecho; otras partes del tubo digestivo (colon ascendente),
canal inguinal.
· Cuadrante
inferior izquierdo: colon sigmoides y parte del colon descendente; ovario y
trompa izquierda; polo inferior del riñón y uréter izquierdo, canal inguinal.
División en nueve
regiones:
Hipocondrio
derecho: lóbulo hepático derecho, vesícula biliar, parte del riñón derecho,
glándula suprarrenal, ángulo hepático del colon.
· Epigastrio:
estómago, duodeno, páncreas, parte del hígado, aorta, vena cava inferior.
· Hipocondrio
izquierdo: bazo, cola del páncreas, ángulo esplénico del colon, polo superior
del riñón izquierdo, glándula suprarrenal.
· Flanco
derecho: parte del riñón derecho y del colon ascendente.
· Región
umbilical: porción inferior del duodeno, intestino delgado, aorta, vena cava
inferior.
· Flanco
izquierdo: parte del riñón izquierdo y del colon descendente.
· Región
ilíaca derecha: ciego, apéndice, extremo inferior del íleon, ovario,
desembocadura del uréter, canal inguinal.
· Región
del hipogastrio o suprapúbica: útero, vejiga, colon sigmoides.
· Región
ilíaca izquierda: colon sigmoides, ovario, desembocadura del uréter, canal
inguinal.
Examen del
abdomen:
Debe efectuarse
con una iluminación adecuada y exponiendo el abdomen en forma amplia de modo de
efectuar una buena observación, desde la parte baja del tórax hasta las
regiones inguinales, pero sin exponer los genitales externos para respetar el
pudor del paciente. Este debe estar en decúbito supino y es necesario que
relaje al máximo su musculatura abdominal. Para esto conviene que tenga sus
brazos a los lados o sobre el pecho, pero en ningún caso hacia arriba; la
cabeza sobre una almohada y, eventualmente, las piernas semiflectadas con una
almohada bajo las rodillas. El examen habitualmente se efectúa desde el lado
derecho, pero conviene tener destrezas para examinar desde ambos lados.
No hay que
olvidar de examinar las regiones inguinales (p.ej.: una pequeña hernia crural
puede ser la explicación de una obstrucción intestinal).
En tiempos fríos,
es necesario cuidar que las manos y el estetoscopio estén templados de modo que
el paciente no tenga sobresaltos. Puede ser necesario lavarse las manos con
agua caliente, frotárselas, o comenzar el examen palpando sobre la camisa del
paciente hasta sentir las manos más tibias y entonces descubrir el abdomen. En
personas que sufren de cosquillas conviene mover las manos lentamente, evitando
movimientos bruscos e inesperados; al principio el examinador podría colocar su
mano sobre la del paciente y comenzar a examinar de esta forma, y después de
unos instantes pasar al examen directo.
Las zonas en las
cuales puede haber dolor conviene examinarlas al final.
Inspeccion
Interesa ver la
forma del abdomen, si existen zonas solevantadas bajo las cuales pueda haber un
proceso expansivo, los movimientos respiratorios, si existen cicatrices o
hernias. También puede ser importante fijarse en la presencia de manchas o
lesiones de la piel, en la distribución del vello, o si existe circulación
colateral anormal.
Los movimientos
respiratorios se aprecian en la parte alta del abdomen. Lo normal es que con la
inspiración se produzca un abombamiento de esta zona debido al descenso del
diafragma que presiona y empuja las vísceras. En casos de insuficiencia
respiratoria o parálisis diafragmática, en vez de un abombamiento puede ocurrir
una depresión si el diafragma es arrastrado hacia arriba por la presión
negativa que se genera dentro del tórax (respiración paradojal). En la parte
alta del abdomen se puede observar, especialmente en personas delgada, un
latido transmitido desde la aorta descendente.
En personas muy
delgadas es posible ver movimientos peristálticos de asas intestinales. Esto es
más evidente cuando existe una obstrucción intestinal aguda que se asocia a
distensión del intestino y aumento del peristaltismo.
Auscutacion
Lo que se trata
de auscultar son ruidos que derivan de la movilidad del intestino y posibles
soplos vasculares. Se efectúa antes de la percusión y la palpación ya que éstas
pueden alterar los ruidos intestinaleso ruidos hidroaéreos. La auscultación
debe ser metódica y cubrir los distintos cuadrantes del abdomen.
Percusion
Normalmente al
percutir el abdomen se escuchan ruidos sonoros que reflejan el contenido de
aire en el tubo digestivo.
Frente a un
abdomen distendido, la percusión puede ayudar a diferenciar si la distensión es
por acumulación de gas (meteorismo), líquido en el peritoneo (ascitis), o un
aumento de volumen anormal (tumor, globo vesical, útero miomatoso, etc.).
Si el problema es
acumulación de gas, se escucha una hipersonoridad o un timpanismo.
Palpacion
Se comienza
efectuando una palpación superficial mediante la cual se buscan puntos
dolorosos y se evalúa si la pared abdominal es depresible. Cuando existe
resistencia muscular, puede ser voluntaria o involuntaria. En el primer caso
puede deberse a tensión nerviosa, temor a sentir dolor, frío o cosquillas. Es
necesario tranquilizar al paciente y solicitarle que se relaje. El examinador
debe poner su antebrazo y mano en posición horizontal, y los dedos van
examinando ejerciendo una presión suave y uniforme. Se recorre el abdomen en
todos sus cuadrantes teniendo presente qué se puede llegar a palpar en cada
sector de acuerdo a la anatomía normal. Cuando existe resistencia muscular
involuntaria el abdomen se encuentra rígido, poco depresible. La rigidez puede
ser difusa (p.ej.: peritonitis generalizada) o localizada (p.ej.: apendicitis
aguda contenida). Algunos cuadros neurológicos impiden al paciente relajar bien
su abdomen (p.ej.: tétanos, demencia).
A continuación se
efectúan una palpación profunda mediante la cual se identifican con más
detalles las estructuras intraabdominales. Es frecuente que se pueda
desencadenar una molestia al presionar sobre el ciego, colon sigmoides, aorta,
línea media bajo el xifoides. Al repetir la palpación con cuidado es posible
que la molestia no se repita. La palpación profunda se puede efectuar con una o
las dos manos. Al usar ambas manos se coloca una sobre la otra, de modo que la
de más arriba ejerce la presión y la de abajo efectúa la palpación. En obesos
esta técnica puede resultar conveniente. Algunas personas prefieren palpar
colocando una mano al lado de la otra.
Al sentir una
masa se debe precisar su localización, tamaño, forma, consistencia,
sensibilidad, pulsación, movilidad y movimientos con la respiración.